La propuesta ha surgido desde la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina (UCCSNAL), y persigue concientizar a los gobiernos que prohíban el uso del glifosato. Los científicos se basan en que existen evidencias contundentes de los graves efectos dañinos que ocasiona sobre la salud humana y a las especies poniendo en riego el equilibrio ecológico.
Recientemente la muerte de Fabián Tomasi, que desarrolló una neuropatía tóxica por el contacto constante con el glifosato durante años ha constituido un hecho trascendental. En los últimos años de su vida, Fabián se convirtió en un símbolo latinoamericano de la lucha contra Monsanto y el glifosato, y se dedicó a generar conciencia sobre el peligro de la utilización de herbicidas en la agricultura.
A ello hay que agregar el caso del jardinero estadounidense Dewayne Johnson, quien fue diagnosticado con linfoma No-Hodkin después de años de aplicar los herbicidas RoundUp y Ranger Pro en una escuela, por lo que demandó a Monsanto. El veredicto de la corte fue a favor de Johnson, lo cual ha generado una esperanza de justicia a miles de personas enfermas y sus familias en Estados Unidos, que han demandado a Monsanto por comercializar los herbicidas con glifosato.
En 2015, la Agencia de Investigaciones del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (IARC) determinó que el glifosato es una sustancia “probablemente carcinogénica” para los humanos. El informe añade que hay fuertes evidencias de que la exposición a las formulaciones basadas en glifosato son genotóxicas; puede haber daños cromosómicos en las células sanguíneas; y que el glifosato y el ácido aminometilfosfónico (AMPA, producto de degradación del glifosato) inducen procesos de estrés oxidativo que pueden provocar muerte celular y disfunción tisular.
En el comunicado de UCCSNAL se referencia a «otros estudios científicos que muestran que, además, el glifosato afecta a la flora silvestre, incluyendo las especies que son esenciales para la polinización, así como a microorganismos del suelo que participan en el ciclo de algunos nutrientes. Además interfieren con los sistemas de navegación de las abejas y afectan a las bacterias benéficas del tracto digestivo de estos polinizadores».
En los últimos años un número creciente de municipios argentinos prohibió la comercialización y/o el uso del glifosato dentro de sus territorios. Tales son los casos de Bariloche, El Bolsón, Cholila, Lago Puelo, Epuyén, General Alvear, Rosario, Rincón, Santa Fe, Concordia, Gualeguaychú, la Ciudad de Buenos Aires, entre otros.
Fuente: Claves21