¿Y…que pasa en Año Nuevo? Preguntó el niño con la inocencia de sus 6 años, tras un buen rato de escuchar a sus padres y abuelos conversando sobre donde se reunirían este 31 a la noche y el 1º al mediodía, que comer, que llevaría cada uno y todas las clásicas deliberaciones tan frecuentes de cada fiesta de Navidad y Año Nuevo, de todos los años de su escasa vida y de la que de aquí en más habrá de escuchar.
No pasa nada…le respondió uno de sus abuelos…Cambia el número de año. Pero todos nos ilusionamos con que con el nuevo año algo cambie, sobre todo a nosotros, particularmente en nosotros…en nuestros íntimos…en nuestros familiares…en el entorno de los amigos y en nuestro trabajo…
No esperes ver nada en especial que cambie en lo que puedes ver…el cielo, las estrellas, la luna, el paisaje. El tiempo será el mismo, calor en esta época del año, frió en el invierno. Irás a clase una vez más…seguirás jugando…comiendo y durmiendo.
Ahora…cada fin de año repasa que lo que has hecho, que es lo que podrías haber hecho y prométete que en el nuevo año lo harás mejor.
Y vuelve a esperanzarte con que este nuevo año vas a cumplir los sueños que tienes. Convéncete de que los puedes lograr…porque ya sabes, “querer es poder”. Solo ocúpate de que esos sueños se realicen en paz. Quiero decir, amando a tus padres, a tus hermanos, respetando a tus semejantes, trabajando para ganarte tu dinero con honradez, viviendo con austeridad, ayudando a los que menos y tienen, cumpliendo tus obligaciones…eso sí, siempre ten en cuenta que lo harás porque corresponde más que por que te lo exija o lo establezcan.
No hagas pactos con las dificultades, ellas te vencen, enfréntalas!
Cumple con las leyes para que no permitas que ningún hombre te juzgue por tus conductas, sabrás que muchos de ellos son mediocres, incruentos, ignorantes o venales. Solo Dios conoce tu corazón y es el único que te habrá de juzgar sabia y amorosamente. Pero no actúes pensando en Dios, por el Cielo que te tiene prometido ni por el Infierno tan temido…